EL BARRIO QUE SE INUNDA DE RESIDUOS CLOACALES
Las fuertes lluvias de anteayer y la falta de mantenimiento en las alcantarillas del humilde barrio Fátima, en Villa Soldati, provocaron que las viviendas amanecieran ayer con habitaciones inundadas de desechos cloacales.
Las casas ubicadas sobre la avenida Mariano Acosta, a la altura de Castañares, fueron perjudicadas por estos desbordes de la alcantarilla. Una de las viviendas afectadas fue la que habita Florinda Domínguez, que forma parte de una asociación barrial de la zona.
La casa de Domínguez está al final de un pasillo. En este inmueble viven nueve familias, entre niños, adolescentes, adultos y ancianos. Aquí, la alcantarilla está al descubierto en, por lo menos, cuatro puntos, y los desperdicios de los desagües salen a la superficie por esos agujeros.
Los vecinos dicen que viven con este problema desde hace muchos años y las autoridades porteñas asistieron al reclamo quitando el agua que se desborda, pero no han mostrado disposición para realizar una obra que solucione esta situación, según confiaron en el barrio.
Los vecinos de la zona afirman que gran parte de los niños que viven en este lugar tienen enfermedades respiratorias y reacciones alérgicas en la piel.
Por caso, Beatriz, de 20 años, tiene ronchas rojas en los brazos y la mano derecha está cubierta, casi por completo, por esta infección. «Yo creo que me sale esto por limpiar las alcantarillas con mis manos. Me pongo guantes de goma, pero a veces la suciedad entra por los lados», dice la joven.
El principal problema que tienen estas familias es que deben vivir a diario con los desperdicios cloacales en el suelo de sus casas. El olor es intenso y atrae muchas moscas. Los niños juegan sin percatarse de la insalubridad que los rodea.
En la casa de Florinda, funciona el comedor comunitario San Francisco; se abrió hace nueve meses, y ella es la responsable de brindarles un almuerzo a 83 personas.
Pero a raíz del desborde de las cloacas, el comedor estuvo cerrado ayer. Los días anteriores prepararon la comida, pero sólo para llevar, ya que el fuerte olor emanado de las cloacas impedía que los comensales puedan sentarse a almorzar.
Los vecinos de la villa Fátima sostienen que han presentado los respectivos reclamos a su presidenta barrial, Rosa Ortega, pero que hasta la fecha no se han hecho los trabajos necesarios.
Por su parte, Claudio Pandolfi, presidente interino de la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo), aseguró que no tenía conocimiento de reclamos por desbordes cloacales. «Las demás villas, como la 15 y la 20, no tienen problemas con las cloacas. El caso de la villa Fátima es particular, pero hemos propuesto proyectos para solucionar estos inconvenientes.»
Pandolfi agregó que se están realizando trabajos para que el flujo del agua pluvial que pasa por el arroyo Cildáñez tenga su desembocadura en el lago Soldati, algo que evitaría inundaciones en la zona. Y estarían terminados en dos meses.
Fuente: lanacion.com.ar