La vacuna evita la terapia intensiva, pero no el contagio

El presidente Alberto Fernández dio positivo de coronavirus el último fin de semana, pese a haberse inyectado las dos dosis de la vacuna Sputnik V. 

Además, en el estudio de la revista inglesa The Lancet, se remarcó que las dosis fabricadas en Moscú prevenían casos graves de COVID-19 en un 100% y leves en un 91,6%, es decir que, aún con la inmunización, era posible el contagio. Aunque, con la inyección suministrada, se reducía la gravedad y la letalidad de la enfermedad.

Asimismo, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, destacó en diálogo con Canal 13 que las inoculaciones evitaban que las personas fueran a terapia intensiva. Pero, según él, siempre habría una posibilidad de contagiarse porque no se sabía la efectividad en cuanto a la prevención de la infección.

Por su parte, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, la coordinadora de Ciencia Anti Fake News e investigadora del CONICET, Soledad Gori, remarcó que, con respecto a la Sputnik V, había titulares tergiversados para vender y mucha información confidencial porque la negociación era de Estado a Estado. 

En ese sentido, resaltó que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) contaba con los conocimientos para interpretar los documentos llegados desde Moscú e hizo un informe con lo que podía publicar.

También contó que, junto a otros científicos, recababa falsas noticias, estudiaba la evidencia científica, adaptaba esa información para que la sociedad la entendiera y la enviaba al CONICET, que se conectaba con la plataforma CONFIAR, desarrollada por la agencia de noticias Télam para combatir las falsedades periodísticas que tuvieran que ver con la pandemia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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