PINTURAS DE BARRIO
Los vecinos convirtieron un paisaje gris tormenta en un arco iris de color
PINTÁ TU PUEBLITO
por Víctor José Del Vento Grela
Para los que somos nativos, «El Pueblito», siempre fue como una provincia de Nueva Pompeya. Otras bien podrían ser; “La Colonia”, “Alba”, “el Puente”, Tronconi”, etc., etc., y seguir nombrando a cada una de ellas pero hoy le toca a esa franja entre la avda. Alcorta y el Riachuelo, frontera entre Nueva Pompeya y Parque Patricios.
Es uno de los enclaves donde residen la mayor cantidad de vecinos con linaje 100 % “pompeyano” y es bastante tranquilo, (teniendo en cuenta la proximidad de “la Zavaleta” y la más joven, -y más peligrosa-, “Villa Luna”), por que los vecinos se conocen todos y facilita bastante las cosas en varios órdenes.
Dicen que la idea partió del Gobierno de la Ciudad y para llevarla a acabo debieron sumar empresas.
Esta idea (concretada), está dentro del Programa “Puertas del Bicentenario” y lleva como nombre, su propuesta: “Buenos Aires Más Color, Pompeya Pinta Bien” y es mérito del Gobierno de la Ciudad, la Asociación civil Mascolor y la empresa Sinteplast, que donó 1.200 litros de pintura para pintar 90 viviendas.
El proyecto original ofrecía pintura para 150 casas, pero hubo quienes rechazaron la propuesta por miedo ¿? o por falta de tiempo y el proyecto descartaba las casas alquiladas y por supuesto las tomadas, surgiendo así los 90 que estuvieron de acuerdo y le dieron a la brocha gorda para que sus casas queden “un festival pal’ ojo”
Dice Don Juan: “y si…… al principio desconfiamos…….. viniendo del gobierno pensamos; estos vienen te regalan la pintura y después te cobran cada pincel cien mil dólares”
Para entusiasmar aún más a los pintores, hubo un concurso para elegir las obras más lindas y tres casas fueron premiadas por Gregorio Plotnicki -director del Museo Mano Blanca-, una artista plástica, una arquitecta, y dos representantes de la organización.
Gladys Salazar (65) fue la ganadora. «Un día nos reunieron a todos en el club Torino y ahí nos enteramos. No me lo esperaba, cuando dijeron mi nombre pegué un grito de la alegría», recuerda mientras le da de comer a sus dos nietas. La ceremonia fue muy emotiva. «No había uno que no llorara», comentaron desde la organización. Gladys aportó las primeras pinceladas y eligió los colores para tapar el gris oscuro del frente.
Del resto del trabajo se encargó un pintor. «Hace 35 o 36 años que no pintábamos», recuerda. A media cuadra, la casa de Simplicio Castro se destaca del resto. Un enorme limonero y sus dos gatos son ahora la vedette del barrio. «Me regalaron algunas plantas como premio consuelo», comenta entre risas.
Los frentes de las casas fueron refaccionados por sus propios dueños. «La pintamos con mi esposo de a poco. En total nos llevó un mes. Hace seis años que no le hacíamos nada», cuenta María Elena Rosellio de Palermo (52), ganadora del segundo premio, que consistió en 40 litros de pintura. La fuerte tradición tanguera de la zona, que quedó plasmada en varias de las letras de Homero Manzi, se refleja ahora en la numeración de las viviendas.
«Trabajaron dos fileteadoras que venían los sábados y recorrían el barrio. Mi marido se animó y le agregó unos firuletes alrededor del timbre», bromea María Elena en la puerta de su casa. No fue el único que se entusiasmó. Otros vecinos colocaron azulejos en los frentes y arreglaron las paredes.
Orlando Converti, vecino del barrio hace ya 81 años, es Presidente del club El Torino. «Yo ofrecí el club para que hagan los talleres. Me parece una gran idea la que han tenido, esto ayuda a revalorizar el barrio. Ahora se ve como hace 80 años», dijo Converti con entusiasmo. Casas con colores ocre y verde; un limonero pintado por la artista plástica Anna Seggiaro, en la esquina de las calles Einstein y Berutti, y frentes con arreglos listos para convertirse en lienzos son algunos de los paisajes que ahora se ven en el barrio.
«Ricardo Gómez, un viejo maestro de fileteado y vecino se ofreció a decorar, de forma gratuita, los números de las casas de los vecinos que lo desearan», aseguró Clusellas. Mabel Torres, una vecina de 55 años, participa de la iniciativa de pintar su casa, con un toque especial que representa el espíritu del barrio: «Voy a escribir un poema de mi papá, Mario Torres, que era tanguero y que vivió toda su vida en Pompeya».
Por el éxito que tuvo el emprendimiento, ya se piensa en una segunda y hasta una tercera edición para 2010 en otros barrios. Nueva Pompeya fue elegida por sus rasgos típicos. «Tiene una raíz bien porteña, está llena de casas bajas y fue la cuna de autores de tango famosos», dijeron en la empresa Sinteplast. Y agregaron: «La idea es que los vecinos sientan que no están olvidados, que son importantes para la esencia de la Ciudad».
para “Petty Ciabatta”
fotos: Patricia Roldán