Notas

CAMBIOS DE CLIMA

El clima de la Ciudad de Buenos Aires está cambiando. El verano del año pasado se dio en medio de una sequía en gran parte del pais. Eso significó para nuestra ciudad que casi no lloviera. En este verano se dio vuelta la taba: llueve en forma regular y profusa.

Las tormentas suelen ser bravas, con fuertes ráfagas de viento, con ocasional granizo localizado (una lotería) y mucha agua en poco tiempo. Todo ello contribuye al desarrollo vertiginoso de pastizales y a la prosperidad de las distintas especies de mosquitos que nos tienen a maltraer.

Para entender un poco más porqué el clima se volvió loco, intentaré explicar en pocas palabras la secuencia de eventos que nos puso en esta situación. En primer lugar tenemos el efecto invernadero, consecuencia entre otras cosas de la quema de combustibles fósiles (principalmente en automotores y usinas eléctricas a carbón, diesel o gas natural), de la emisión de gases que favorecen la retención del calor solar en La Tierra (como el metano), y de la tala indiscriminada de los bosques.

Como consecuencia del efecto invernadero tenemos el Calentamiento Global, o sea un aumento paulatino de las temperaturas promedio en los mares y en la atmósfera del planeta. Si la temperatura en estos dos sistemas aumenta, ello significa que hay más energía a disposición de los procesos de acomodamiento del clima (tormentas, huracanes, tifones, etc).

Sería razonable esperar,entonces, que estas condiciones favorezcan la generación de eventos climáticos de mayor intensidad, con mayor frecuencia, e induzcan contrastes más marcados entre los ciclos climáticos (Niño – Niña). A este «regalito» de la era industrial y post-industrial lo llamamos Cambio Climático.

En este marco, el Gobierno porteño salió a mostrarse preparado para dar la batalla al cambio climático. En el Jardín Botánico, el Ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, puso a prueba trampas para mosquitos de última generación que permitirán eliminar la producción de hasta 450 mil huevos de mosquitos por día (los mosquitos silvestres y el Aedes Aegypti, transmisor del dengue).

Se trata de dos aparatos que simulan la respiración humana con el fin de atraer y capturar mosquitos. El proyecto piloto consiste en la instalación, en el Jardín Botánico “Carlos Thays”, de las 2 trampas de última generación diseñadas en Estados Unidos. Estos dispositivos tienen la capacidad de atraer y atrapar mosquitos en un radio de 2.000 m2. Funcionan a través de la producción de CO2 (dióxido de carbono), como el producido por los humanos al respirar.

Las trampas de mosquitos basadas en CO2 (dióxido de carbono) ya han sido implementadas con éxito por gobiernos nacionales y autoridades locales en Estados Unidos, Australia, Corea del Sur, Canadá y Brasil entre otros.

Por su parte, Mauricio Macri, Jefe de Gobierno porteño, supervisó un operativo de tareas de mantenimiento en espacios verdes y afirmó que la Ciudad continuará trabajando intensamente para preservar los parques y las plazas ante el fuerte incremento de las lluvias que se registra este verano. “Estamos enfrentando problemas derivados de este cambio climático, con un verano muy tropical con continuas lluvias y eso nos obliga a redoblar esfuerzos para mantener a nuestros espacios verdes prolijos y ordenados”, señaló en el Parque General Paz, en el barrio de Saavedra.

Allí, acompañado de Santilli, Macri hizo un seguimiento del trabajo cumplido por agentes de la comuna que cortaron el césped, repararon sendas peatonales y verificaron el estado de las zonas de juegos infantiles, entre otras tareas.

Macri explicó que ante la ola de lluvias que está sufriendo la Ciudad “hay que multiplicar el trabajo de mantenimiento. Lo que antes hacíamos una o dos veces por semana ahora hay que hacerlo tres o cuatro veces, porque el pasto crece más rápido y no queremos que las plazas se deterioren o sufran los efectos de estos temporales”.

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