LA GRAN TRAGEDIA
Soslaye por favor el título. No existe calificación. El hecho involucra a “laburantes”; esos que se levantan a horas muy tempranas, luego de una ardua jornada de trabajo. Todavía no alcanzo a salir de mi perplejidad; semejante dolor no se puede dimensionar. Son y eran “laburantes”.
La labor de los bomberos y del SAME, es titánica. La nómina de heridos y fallecidos se reitera. Son jóvenes, y mayores “laburantes”. Los titulares se repiten; me quedo con la imagen y el relato de quienes resultaran ilesos; me acuerdo de Cromagnón; con la angustia y la impotencia de aquellos que mañana deberán volver a subir a un tren. Son laburantes, y para ellos no hay opción.
Veo y escucho a madres y padres buscando a sus hijos. Veo y escucho a jóvenes buscando a su padre, a su madre. El cuadro es desolador.
Pienso en Dios, a través de Jesucristo, simplemente porque soy Cristiano. Alguna vez, alguien me habló de la justicia Divina; no es el caso; no puede ni debe ser el caso. Se trata de “laburantes”. Se trata de esa clase de gente que hace posible la inocencia.
¡Y nada puedo hacer por ellos; nada podemos hacer por ellos!. El buscar responsables, será tarea del Juez Federal a cargo de la investigación. Nada será capaz de mitigar semejante absurdo castigo. Demasiadas vidas segadas; demasiada gente lastimada; demasiada gente que deberá cargar de por vida con la secuencia del espanto. ¡Todos “laburantes”!. Toda gente honorable. Gente que en el único afán de ganarse dignamente la vida, encuentra en la otra cara de la moneda, la burla que nos coloca frente a la reflexión que lamentablemente solo llega ante semejantes luctuosos episodios, así haya quienes prefieran seguir desandando el único camino que conocen, el de la violencia.
Ricardo Jorge Pareja
parejaricardo@hotmail.com