No estoy loca de Nicolás López

Carolina (Paz Bascuñan) se entera al mismo tiempo, el día después de su cumpleaños 38, que tiene problemas de infertilidad y que su marido la engaña con su mejor amiga y que están esperando un hijo. Toda la alegría del comienzo se evapora en un segundo.

A partir de un intento de suicidio es internada en una clínica psiquiátrica para que se “recupere”. De eso va No estoy loca: una comedia dramática que en lo que se refiere a la comedia, recurre al humor facilista y no siempre logrado, y en el drama es superficial.

Nicolás López, como director y coguionista, retrata un personaje femenino (se basa en la historia de su madre) y las problemáticas que la aquejan (infidelidad, ruptura de pareja, mandatos maternos, problemas de aceptación) desde una mirada estereotipada (el gusto por el Cosmopolitan y los regalos lujosos, ser madre, etc.). Y no sólo en los personajes (los pacientes son el epítome), sino en las ideas que desarrolla, en los diálogos que elabora y en las resoluciones complacientes y demagógicas.

Hay una asociación causal e inmediata que el film establece entre el intento de suicidio y la locura que, como poco, es cuestionable. Y, con seguridad, peligroso. Lo necesita para avanzar en la trama y para desandar unos aforismos, -al mejor estilo sobrecito de azúcar o filosofía new age a lo Osho o Bucay o Chopra-, que utiliza para “resolver” con amabilidad cuestiones muy delicadas.   

¿Qué decir del verosímil que modela donde una periodista (Carolina dice que ella es eso, pero apenas la vimos en una redacción hablando con sus amigas y compañeras y en una reunión para definir una tapa. No conocerla antes es un problema para comprender el personaje en acciones, sólo podemos hacerlo por las palabras que intercambian) se sorprende ante el comentario de su psicólogo (es un hombre el que va a ayudar a la mujer a aceptarse tal como es) sobre el “condicionamiento social”? O es bastante pobre en estudios o es muy básico lo que manejan los guionistas como conceptos reveladores y epifánicos.

El encierro por locura, las distintas enfermedades o trastornos mentales, el suicidio, son tomados con una liviandad tal que asombra y no se puede dejar pasar por alto. Y menos cuando hasta se aporta como ayuda la idea de “echarse la culpa a sí mismo” como plantea el personaje de una profesional de la salud.

Pero no se puede esperar otra cosa de un equipo artístico que también nos regaló “esa mirada superadora y empoderada de la mujer” como fue Sin filtro.    


























Puntuación: 1 de 5.

Comedia dramática que sólo busca la taquilla engañando con una temática que pretende ser profunda, con una mirada sobre una mujer de este tiempo, y promete una posibilidad de cambio facilista y al alcance de la mano.

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