La reforma fiscal, clave para mejorar la competitividad argentina

El gobierno nacional activó este lunes la discusión sobre la reforma tributaria en el marco del Consejo de Mayo, que sesionó en Casa Rosada con la presencia de representantes políticos, sindicales y empresarios. El presidente Javier Milei busca avanzar con una de las reformas de “segunda generación”, orientada a reducir la presión fiscal y simplificar el sistema impositivo, que hoy se compone de más de 150 tributos entre Nación, provincias y municipios. La intención oficial es que el debate sirva de base para un proyecto de ley que se enviaría al Congreso a fin de año.
En diálogo con FRECUENCIA ZERO, César Litvin, profesor titular de la Cátedra de Teoría y Técnica Impositiva de la UBA, sostuvo que la reforma tributaria “es ineludible” porque el actual sistema “afecta la competitividad y fomenta la informalidad”. Según explicó, la elevada presión fiscal genera un escenario en el que “cuanto más alta es la carga, más alta es la informalidad”, y advirtió que muchos tributos son “distorsivos”, como el impuesto a los Ingresos Brutos, que en sus palabras “es tóxico para la actividad económica porque se cobra en cada etapa de la producción y lo termina pagando el consumidor”.
Litvin remarcó que, de los 154 tributos vigentes, apenas diez concentran el 92% de la recaudación, lo que muestra “una sobreabundancia de impuestos que complejizan innecesariamente al sistema”. En ese sentido, consideró indispensable una reforma que tenga dos pilares: equilibrio fiscal para evitar que la baja de impuestos derive en mayor déficit y simplificación impositiva, eliminando figuras “de la edad media” como el impuesto a los sellos. “La Argentina necesita un círculo virtuoso: menos impuestos, más inversión, más empleo y más consumo”, planteó.
Por último, advirtió que el federalismo fiscal argentino constituye un obstáculo si Nación reduce impuestos pero las provincias los aumentan. Para ello, propuso la firma de un pacto fiscal “serio y con sanciones ante incumplimientos”, distinto a experiencias previas que fracasaron por falta de control. “Hoy el sistema tributario se está usando para destruir riqueza, cuando debería ser una herramienta para generar competitividad”, concluyó.




