«ÉL»
Jorge Lanata, a mi juicio el periodista más congregante, explosivo y de los más honestos del país, no deja de hacer hincapié entre otras cosas, en “el modo” que la señora Presidente de la Nación se dirige a su finado esposo, y ex Presidente de la Nación. Si Ud. repara en la definición que concede el diccionario al artículo determinado masculino y singular, él, concluirá que se utiliza para “anteponer” a un sustantivo masculino, e indicar que el referente, es conocido por el hablante o el oyente. Si en cambio, Ud. le utiliza del modo que le hace “La Señora”, es decir sin anteponerse a nada, al “El”, le estará confiriendo nada más y nada menos que la condición de “Dios”. ¡Por supuesto que el hecho que mucha pero mucha gente considere “Dios” a Diego Maradona, me aporta una buena cuota de tranquilidad. Sin embargo, el término así utilizado, en boca de una o un Presidente de una Nación, adquiere graves ribetes que reclaman cuando menos, la necesidad de un urgente tratamiento “sicológico”, ¿me sigue?. El Dios, así presentado, alienta y estimula el denominado y lacerante “fanatismo religioso”, y doy por sobreentendido lo de “lacerante”, para evitar el extenderme en un tratado para el que definitivamente no me encuentro en “capacidad” de desarrollar, ¿ …y Ud.?
Adrián Suar, por su parte, uno de los más encumbrados, sino el más grande productor argentino, a través de “POLKA”…repare en el nombre de la productora, que me consta es solo obra de la “fatalidad”, concluye entre otras cosas, en que no repararía en contratar a la señora como “actriz dramática”, habida cuenta de la capacidad histriónica que le carateriza y supera con creces a la de la mejores actrices contemporáneas de la argentina, capacidad que pone en evidencia en cada una de sus apariciones televisivas, que infructuosamente pretenden encaramarla en lo más alto de ese “rating”, todavía dominado por el señor Tinelli, lo que da una pauta exacta del “nivel alcanzado” por la televisión de aire.
El único reproche que se me ocurriría formularle a Jorge Lanata, es el haber conducido hace no tantos años, un programa televisivo en el que era acompañado por personajes deleznables de la talla de un Horario Verbinsky, o un Martín Caparrós. Pero ¡bueno!; tampoco puedo tener la pretensión de hacer del tipo, “mi Dios”, ¿comprende?.
Entiendo que el Jorge Lanata de hoy, merece y largamente tener su programa de “aire” en la televisión argentina. Esto, en tanto se le desee preservar de tanto farandulaje, putaje repetido y de bajísimo nivel, así los y las intérpretes resulten definitivamente desconocidos para todo aquel que no hace de ése género televisivo, su programa favorito. Otros que sostienen su rating, en función de los premios y regalos, a veces vejatorios, que entregan a los participantes. Programas periodísticos a través de los cuales, periodistas no especializados en una materia, la abordan y desarrollan, en clara demostración que poco y nada les interesa el caudal más o menos importante de gente a la que pueden llegar, sin conseguir otra cosa que estimularle una confusión de la que ya disponen, y “como para regalar”. Etc., etc., etc. Y muchos otros etcéteras que podrá Ud. llenar como si se tratara de un juego de palabras cruzadas y atravesadas.
En definitiva, y fiel a mis convicciones, creo que “ya no estamos tan bien, así sigamos yendo mal”.
En lo personal, me permito reiterarle que jamás estaré en capacidad siquiera, de hacer un comentario que a Ud., le sirva de guía como para poder resolver un problema económico de esos que están por venírsele encima, “todos juntos” como si se tratara de “buenos amigos”, ¿la cacha?. Por otra parte y para ello, Ud. ya tiene la suficiente capacidad y ejercicio, que le permitirá munirse de una cacerola vieja – la única que le queda – y batallar sobre ella con alguna cuchara o cucharón, que le permitan extrovertir de la manera más pacífica y pelotuda, su enconado disgusto que también podrá tener que ver con la falta de suministro de algunos de los servicios esenciales.
De todas maneras, así, todos encolumnados y no encolumnados detrás de “EL”, iremos a parar al mismísimo carajo, quien ya se ha tomado el trabajo de hacernos llegar algunos representantes, a modo de embajadores plenipotenciarios.
Ricardo Jorge Pareja