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PRINCIPIO DE INOCENCIA, Y FUEROS ESPECIALES

El principio de inocencia, es un principio jurídico penal, que establece la inocencia de la persona como regla. Solamente a través de un proceso o juicio en el que se demuestre la culpabilidad de la persona, podrá el Estado, aplicarle una pena o sanción.

Sin embargo, la ética y la moral, aparecen más que descolocadas, cuando éste principio comprende a cualquiera funcionario público.

Se lo paso en limpio. El Vicepresidente de la Nación, es investigado por la justicia por el caso de la Imprenta Ciccone, y presunto Lavado de Dinero. En éste particular, y como bien lo dice el dirigente socialista Hermes Binner, el Vicepresidente de la Nación, por su condición de tal, “debe demostrar que lo que se dice de él, es mentira, no es cierto”. La Señora Presidente de la Nación, cuando todavía era Senadora, zafó de ser sometida a proceso junto a “El”, por Enriquecimiento Ilìcito, gracias a los buenos oficios del Juez de los Anillos. Sabido es  que la fortuna que hoy es patrimonio exclusivo de “Ella”, y que supera largamente la que expone en su ya por demás obscena declaración jurada, la multiplicó más que groseramente durante una gestión que ya lleva más de ocho largos y afrentosos años.

El Dr. Eugenio Zaffaroni, actual Miembro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no fue investigado respecto al alquiler de seis de sus once propiedades, donde se ejercía la prostitución. El Dr. Norberto Oyarbide, en el año 2001, fue sometido a Juicio Político por el sonado caso “Spartacus”. Para entonces, el Senado, rechazó la imputación que pesara sobre el mismo, evidentemente, “a cambio que vendiera su alma al diablo”. Ambos, homosexuales, carecen de la autoridad moral que semejante distinción les dispensa, inexplicablemente.

Funcionarios de la talla de una Nilda Garré, Carlos Kunkel, Carlos Bettini, Roberto Felicetti, Horacio Verbitsky, Jorge Taiana, Esteban Righi, Felisa Micelli, Humberto Tumini, Rafael Bielsa, Miguel Bonasso, y otros cuyos nombres y apellidos no me vienen a la memoria, todos ellos ex funcionarios del Gobierno K, o funcionarios en pleno ejercicio, pertenecieron al Movimiento Armado Guerrillero “Montoneros”, que en la década del 70, atentara contra el orden Constitucional establecido. En estos casos  particulares, no se trata de  presunción, sino de certeza de magnicidas o potenciales magnicidas. En tanto, cientos de milicos se pudren o mueren en cárceles comunes, muchos de ellos, sin siquiera saber “de qué se trata”.

Lo más penoso de todo esto, es que lo que le digo es de dominio público. Lo más penoso, es  que nadie se puede sentir con el derecho a decir…”no lo sabía”. Ergo: consentimos que una manga de delincuentes, y hasta asesinos, formen parte cuando menos, de dos de los tres Poderes de la supuesta República, gozando del privilegio que le conceden esos “fueros especiales”, otrora reservados para hombres y mujeres de probada honorabilidad.

Y entonces, “…vivimos revolcaos en un merengue, y en el mismo lodo, todos manoseaos”, como aseverara el genial Enrique Santos Discépolo, a través de su Cambalache, nunca tan vigente.

Ricardo Jorge Pareja

parejaricardo@hotmail.com

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