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SI DE DECISIÓN POLÍTICA SE TRATA…

Ricardo Jorge Pareja / parejaricardo@hotmail.com

¡Fetivamente!; si de decisión política se trata, en más, nadie le podrá endilgar que no la tenga o asuma, Señora. Como entiendo innecesario aclararle el motivo de mi afirmación a la poca gente que me lee, lo haré. Ud. acaba de Estatizar YPF, en un acto de coraje político casi sin precedentes, más aun teniendo en cuenta, lo satisfecha que parecía hace apenas un año atrás, con la marcha de la Empresa Española, y el grupo Eskenazi.

Y entonces se me ocurre procedente, pedirle en nombre del resto de los argentinos que Ud. bien dice gobernar, tome algunas otras que si bien le van en zaga a la de mención, le colocarían en el pedestal tan anhelado, y la perpetuidad tan merecida.

Se trata de una nimiedad, más allá de lo odioso de las comparaciones. Por otra parte, lejos de generarnos algún problema con el resto de los países del mundo, podría llegar a convertirse en el primer escalón que haga posible – seguridad jurídica al margen – la llegada al país, de inversores de un riesgo que será menor.

¡Le estoy pidiendo que tome la decisión política de terminar con el delito criminal en todas sus manifestaciones, Señora!.

La gente vive “aterrada”. Se lo digo porque tengo el hábito de caminar la calle, o sentarme – mientras el tiempo acompañe – junto a la mesita que tiende algún que otra barcito sobre alguna que otra vereda que hace las veces de “vitrina”. ¡Se sigue matando mucha gente inocente, Señora!, así los titulares ya no le concedan la pelota  que la cosa merece, seguramente desbordados por otros que le tienen como principal intérprete, ¿me entiende, verdad?. Se siguen metiendo en las casas que hasta hace  poco se suponían el único lugar de refugio que nos aseguraba la supervivencia. ¡Se meten en los Hospitales Públicos que gracias a la idoneidad de los profesionales que todavía tenemos, léase doctores en medicina, son capaces de recibir y dar tratamiento a verdaderos contingentes llegados de países limítrofes, que acuden a ellos a sanar sus “nanas”, las de ellos. Y se meten para amedrentar a médicos y personal asistente, en la búsqueda de medicamentos que les permitan conformar algún cóctel letal. ¡Y se meten para matar o violar si es necesario!…¡también si no es necesario, como si se tratara del más repugnante de los ejercicios!. ¡Se siguen apoderando de la vía pública, en soledad o en banda. Y así podría extenderme en una sucesión de citas de nunca terminar…Ud., lo sabe mejor que nadie, Señora!.

Las fuerzas de seguridad y policiales, han sido sistemáticamente descabezadas, y contaminadas…y esto, también Ud. lo sabe como nadie. Los polígonos de tiro clandestinos siguen funcionando a las mil maravillas, y para los polígonos de tiro donde se supone que los miembros de esas fuerzas deben realizar sus prácticas habituales, no hay municiones. Si a eso le agregamos el simple hecho que el delincuente “tira para matar”, el resultado está a la vista, cuando el supuesto representante del orden, y brazo armado de la ley, “tira para disuadir, temeroso de alojar al delincuente un balazo en algún lugar de su anatomía que haga presuponer EXCESO DE AUTORIDAD SEGUIDO DE HOMICIDIO, su consiguiente procesamiento, juzgamiento, previo su separación compulsiva de la Fuerza, a través de exoneración o cesantía».

El delincuente; el homicida por sobre todo, domina a gusto y piaccere la escena donde habrá de consumar el mismo. No me puedo remitir a las estadísticas porque carezco de ellas, pero me animo a decirle que son más los delincuentes abatidos o detenidos por particulares que por miembros de las Fuerzas que se suponen encargadas de ello, y esto Ud. también lo sabe mejor que nadie, Señora.

La  gente vive con miedo, Señora. Un miedo exacerbado por la falta de amparo y protección. Un ampara y una protección que el Estado está obligado a brindarle. ¡Y es verdad como dice Lanata, que al miedo hay que saber sobreponerse!. Ocurre que si le agrega semejante componente, y el hecho que no todos tengan semejante capacidad, ¡estamos condenados!, Señora. ¡Nos están matando como a moscas!, tal cual dijera aquella dama, durante las exequias del capitán Garrido, paradigma del guardián del orden que hoy tiene su monumento en San Isidro, Pcia de Buenos Aires. Tal vez Ud., no lo recuerde, Señora…muchos son los problemas que debe atender, en tanto yo me limito tan solo a ESCRIBIR.

Ha tomado Ud., una decisión política importantísima que contará con la adhesión exultante de muchos, y la crítica acotada de otros.

Por otro lado, lo tiene a Moreno, quien a capa, espada, y pistola, lucha denodadamente contra la escalada de precios que ya se han ido repetidas veces al carajo. ¡Si Señora; tengo muy presente aquella frase de Perón…la víscera que más le duele al argentino es el bolsillo!. Solo que se me ocurre que todo lo que hace el señor Moreno resulta estéril, y en definitiva lo único que consigue es hacerle quedar como el culo a Ud., Señora.

Nadie podrá negarle que tiene Ud., un par de ovarios formidables. De ahí el que permanentemente se encuentre rodeada de boludos, sumisos y obsecuentes. No existe quien le pise el poncho. ¡Use poncho cuando vaya al norte…nunca está de más semejante exposición, Señora!

Le pido entonces, en nombre de todos aquellos que todavía anteponemos el valor de la vida, al del zapallito, tome la decisión política de terminar definitivamente con la delincuencia criminal. También se lo pido en nombre de sus hijos, porque ésta…¡le cabe a cualquiera, Señora!.

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