12.000.000 ciudadanos votaron a Scioli y 12.000.000 a Macri.
De los 25 millones, solo 700 mil apostaron al cambio, y eso hace solo un 3% del padrón.
Ahora: si entre toda esa masa no hay unos 100.000 boludos/as de cada bando, entonces algo anda mal.
Esos 200.000 boludos/as son los que se enganchan y promueven todos los quilombos: Solo esos.
Como los boludos/as que mearon en la Catedral o lloran al grito de «resistiremos», y que Santa Cristina es la patrona de los pobres.
Del otro lado lo mismo. Los boludos/as que se paran sobre una victoria absolutamente de pedo y hablan de la otra mitad como si fuesen Chernobyl, y de Macri como si fuese la reeencarnación de Jesús, son lo mismo.
Por fortuna el porcentaje de boludos/as es mínimo. Eso abre una luz de esperanza.
Pero que los boludos/as se instalaron entre nosotros, de eso no cabe duda.
Como los invasores (la serie de los 60’s, ¿se acuerdan?)
El punto es que sería bueno instaurar una tregua entre los boludos/as para que el resto de los mortales no andemos a los sobresaltos por sus infamias.
Debiésemos aprender del pasado y de las guerras civiles que nos dividieron siempre con disecciones berretas planteadas por los hijos de puta de turno. Lo que se dice vivir en paz con el otro. Darle una chance.
Es hora de dejar de ser una promesa fracasada por el designio de los boludos/as. Que por una vez se llamen a silencio. Que se sumen a la mayoría silenciosa. la que opina y piensa pero no jode.
Es cuestión de desalentar a los boludos/as que nos rodean para que no crean que lo dicen y/o hacen es vital para la vida de nuestro pais.
En fin, por una vez habría que probar algo distinto, ¿no?