No existe la salida individual

La salida es la integración. Es la máxima que rige el razonamiento de Eduardo Fontenla, Licenciado en Cooperativismo y Mutualismo, que analiza el sector, en comunicación con FRECUENCIA ZERO, en el marco de los 30 años de la creación del MERCOSUR.

Un espacio común de los países latinoamericanos que buscaba potenciar y proteger a los países integrantes para lograr el desarrollo, motorizar la producción y lograr el bienestar social para la región. Un proceso de integración asentado en la idea de que no hay salida individual para nuestros países, que la salida es conjunta y que debe generarse un bloque para lograr el desarrollo sostenible.

Lo permiten la afinidad cultural, los productos comunes y, pese a cierta asimetría interna –como con Brasil o Uruguay–, es muy posible lograrlo. Lejos de comprender la asimetría como una limitación, debe construírsela como una gran oportunidad, dejando de lado estériles competencias internas. La UE (Unión Europea) en un análisis teórico, típico ideal, puede ser un reflejo a contemplar.

Lo que nació como una instancia de comercio regional, hoy ha sabido pensar que deben aprovecharse las cuestiones culturales, las cercanías regionales, las ciudades espejo entre países para lograr que la construcción de la cotidianeidad se organice en beneficio de ambos lados de la línea fronteriza. Las fronteras deben ser un lugar de encuentro, de complementariedades más que de disputas.

El cooperativismo y el mutualismo, a nivel regional, se han ido fortaleciendo, aunque en su transcurrir surcó muchos altibajos. Es que el Mercosur es un espacio reservado a los Estados más que a las personas.

Ha habido comercio y acuerdos cooperativos a partir del Mercosur como instrumento. Hay una reunión especializada de cooperativas del Mercosur. Allí participan los Estados para generar políticas junto con las entidades de representación nacional. Una de ellas es el acuerdo entre las cooperativas y la agricultura familiar. Este encuentro por el producto debe organizarse, institucionalizarse y salir de la informalidad. Podrá mejorar la alimentación, también se debe mejorar una logística similar a la de mercado. La producción debe estar más cerca del consumo.

Hay una gran necesidad de repensar una mejor organización del comercio que permita bajar costos, llegar a mayor cantidad de consumidores y generar mayores utilidades para sus productores.

Otro aspecto es la formación y la comunicación. Los operadores de cable y de internet son un sector clave en el que las cooperativas son importantísimas para el desarrollo. Un ejemplo de ello es CATEL. Las telecomunicaciones son, en la actualidad, una prioridad.

La pospandemia trae otra matriz organizacional en nuestro país, que debe ser pensada nuevamente y de forma colectiva, porque tiene que representar a la diversidad de la sociedad en su conjunto. El cooperativismo debe tomar esos espacios y abrirlos a las audiencias y a la ciudadanía toda.

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