ESA CATERVA DE HIJOS DE PUTA, FUNCIONALES AL MEJOR POSTOR
A la larga o a la corta, se ponen en evidencia. Anteayer, martes 13 de marzo, a muchos se les cayó la careta de manera más que obscena. Entre ellos, periodista, y formadores de opinión. A tal punto han llegado, que a modo de interrogante, repasaron las condiciones de la “legítima defensa”, al abordar el tema Baby Etchecopar, y familia.
Seguramente, Baby Etchecopar, a quien desde mi modesta editorial hago llegar mi más ferviente deseo de pronta recuperación, junto a la de su hijo, quien cargara con la peor parte de semejante cruel y despiadado ataque.
Para éstos menesterosos que se ventilan a través de la pantalla de un televisor, mi más absoluto desprecio, sumado al “me cago en ellos”. Por algo llevan la vida que llevan; por algo viven en los lugares que viven. Ajustan su crónica al mejor postor, y hoy por hoy, en nuestro país, no existe mejor postor que el impresentable Gobierno que supimos conseguir.
Y entonces no falta el planteo. ¿Baby Etchecopar, actuó en legítima defensa?. No me voy a remitir al artículo 34 del Código Penal. Simplemente, y de acuerdo a semejante bochornosa pregunta, les voy a responder a mi manera, como escribiera Paul Anka, y cantara el inolvidable Frank Sinatra.
Es probable que Baby, haya cometido un error grave…gravísimo le diría. Matar a un delincuente que acompañado de otros dos, irrumpieron en su domicilio, previo haber secuestrado a uno de sus hijos, y a la novia de éste. Lo que debió haber hecho Baby Etchecopar, además de entregar la totalidad de sus pertenencias, es haber entregado a su esposa, su hija embarazada, la novia de su hijo, para que estas bestias humanas abusaran de ellas a voluntad, y ante su vista. Seguramente, y luego de semejante acto vejatorio, debió haberles invitado a cenar, sobre esa mesa que ya estaba tendida.
Probablemente, es lo que hubieran hecho ese y esos periodistas, evidentemente conmovidos por la muerte de semejante cretino, casi tan hijo de puta como ellos. No cuenta el hecho de que el animador recibiera tres balazos; tampoco el que su hijo recibiera cuatro, que interesaran su torax, y su pelvis. ¿Acaso entre ambos se dispararon para encubrir un homicidio a mansalva?.
El asco de Fito Paez, que pesa por sobre todos los porteños, habida cuenta del acotado cachet que recibe por “ladrar” cuatro canciones de su vastísimo e impresentable repertorio, resulta insignificante si debo compararlo con el que me generan estos periodistas, y comunicadores sociales, más repugnantes que la mierda misma.
Ya descargada la calentura, y habiendo abusado de su infinita paciencia, le digo. El simple hecho que un desconocido ingrese a mi domicilio a punta de pistola, resulta suficiente como para que sin más trámite, le descerraje un balazo en la cabeza, haciendo uso de mi legítima defensa.
Más allá de no ser necesario, le recuerdo que la inmensa mayoría de ciudadanos inocentes, abatidos por el delito criminal, no ofrecieron la menor resistencia, ya se tratara del robo de su coche, efectos personales, o la irrupción violenta en sus domicilios. El delincuente; ese que habitualmente recibe el beneficio de la condena condicional, de la libertad anticipada, las salidas laborales por un trabajo del que carece, conforman el 95% de la comunidad criminal que mata a mansalva.
Señores Jueces de la Nación, y periodistas de semejante catadura, no solo merecen el mayor repudio de los argentinos todos, sino la condena penal los primeros, y la social, los segundos.
Lo dejo antes que se me prenda fuego la única notebook que poseo, y a través de la que consigo expresarme.
Ricardo Jorge Pareja