CÁNCER: LOS 4 MITOS A DESTERRAR
en el día mundial de la lucha contra el Cáncer
LA ENFERMEDAD MÁS TEMIDA
En el Día Mundial contra el Cáncer, la Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC) lanzó una campaña mundial con eco en más de 110 países donde ofrece toda la evidencia disponible para derribar cuatro mitos alrededor de la enfermedad.
En nuestro país, la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC) no sólo adhirió fervientemente a la campaña global sino que también tomó las banderas del tema para reforzar la idea: hay que hablar del cáncer, según consignó Infobae .
El Día Mundial contra el Cáncer es una iniciativa de la UICC y se trata de una jornada oficial reconocida internacionalmente desde 2005 y se conmemora cada 4 de febrero.
Las creencias erróneas más frecuentes que se registran en la sociedad actual y que la UICC resumió en estos 4 mitos son:
1. No es necesario hablar sobre el cáncer
Aún cuando el cáncer puede ser un tema difícil de tratar, especialmente en determinadas culturas y entornos, abordar la enfermedad abiertamente puede mejorar su evolución a nivel individual, de la comunidad y de las políticas públicas de salud. Hablar sobre cáncer con la pareja, la familia, los amigos o los compañeros de trabajo puede ayudar a aliviar los sentimientos de miedo, enfado, tristeza, soledad o ansiedad. Es que en muchos entornos el cáncer continúa siendo un tema tabú y las personas con cáncer a veces son objeto de una estigmatización y discriminación tales que podrían impedirles procurarse atención médica. Los grupos de apoyo pueden ofrecer un entorno protector y de acompañamiento para las personas con cáncer y las ayudan a expresar sus sentimientos. La reincorporación al trabajo es un paso importante para recuperar la estabilidad, el contacto social y los ingresos. Las empresas que muestran una actitud de apoyo contribuyen a reducir la ansiedad y proporcionar la capacidad y la confianza necesarias para afrontar el cáncer en el trabajo.
2. No existen signos ni síntomas del cáncer
La concientización es el primer paso hacia la detección precoz y la mejora del pronóstico del cáncer. Para muchos cánceres, como el de mama, el de cuello uterino, el de piel, el bucal, el colorrectal y determinados cánceres infantiles, los beneficios de la detección precoz son indiscutibles. Salvo algunas excepciones, un cáncer en su fase inicial responde mejor a los tratamientos que en sus fases tardías. Para muchos países en desarrollo, disponer de profesionales calificados para diagnosticar y controlar la enfermedad sigue siendo un reto. En el caso del cáncer de cuello uterino, los estudios han revelado que incluso una sola citología entre los 30 y 40 años, puede reducir en un tercio el riesgo de por vida de una mujer de presentarlo.
3. No puedo hacer nada contra el cáncer
Las condiciones y los hábitos de las personas en su vida personal y en el trabajo repercuten en su salud y en su calidad de vida.
El consumo de tabaco, el factor de riesgo más común, está vinculado al 71% de todas las muertes ocasionadas por cáncer de pulmón y representa al menos un 22% del total de las muertes por cáncer. En función de las tendencias actuales, se estima que el tabaquismo acabará con la vida de mil millones de personas en el siglo XXI.
El alcohol es un factor de riesgo del cáncer que está estrechamente relacionado con el aumento del riesgo de cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, colon y mama. También puede aumentar el riesgo del cáncer de hígado y de colon en la mujer.
El sobrepeso y la obesidad también están estrechamente relacionados con el aumento del riesgo de cáncer de colon, mama, útero, páncreas, esófago, riñón y vesícula biliar.
La OMS estima que se producen 177 mil muertes de cáncer cada año relacionadas con la exposición laboral a determinados elementos carcinógenos, y que el amianto es la causa de una de cada tres muertes.
4. No tengo derecho a recibir atención sanitaria para el cáncer
La desigualdad en el acceso a la atención médica entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo afecta a la mayoría de los tumores malignos.
Los pacientes que residen en países en vías de desarrollo – cuyo cáncer se podría curar en los países desarrollados – sufren y mueren debido a la falta de concientización, recursos y acceso a servicios de salud de calidad relacionados con el cáncer.
Más del 85% de las 275 mil mujeres que mueren cada año a consecuencia del cáncer de cuello uterino viven en países en vías de desarrollo.
En los casos de cáncer infantil, más del 70% de los 160 mil nuevos enfermos diagnosticados cada año en todo el mundo carecen de acceso a un tratamiento eficaz. El resultado es un índice de supervivencia bajo (alrededor de un 10%) en algunos países en vías de desarrollo, frente a aproximadamente un 90% en algunos de altos ingresos. La brecha más grande e inaceptable en torno al tratamiento del cáncer se debe a la falta de cuidados paliativos adecuados y la falta de acceso a medicamentos para aliviar el dolor. Las poblaciones pobres y vulnerables no pueden permitirse medicamentos costosos, además de tener que enfrentarse a otros obstáculos de acceso, como la distancia a los centros donde recibir un tratamiento de calidad. Las diferencias de profesión, sexo, grupo étnico y, especialmente, las educativas también están vinculadas a los factores de riesgo de cáncer más comunes.