Ante la bajante del Paraná, no quedará otro remedio que dragar el río
Los informes del Ministerio de Obras Públicas de la Nación advirtieron que no se preveían grandes cambios climáticos y que el vaticinio era desfavorable hasta noviembre de 2021.
En los últimos meses, la bajante afectó a la navegación mercante, la generación eléctrica, la pesca, la industria turística, la provisión de agua para consumo y el riego.
El Paraná tiene más de 4.000 kilómetros de longitud. Une a diferentes ciudades de Sudamérica y nutre a las planicies de Argentina.
Por su parte, en diálogo con FRECUENCIA ZERO, el especialista en hidrología urbana Francisco Javier de Amorrortu destacó que el ciclo de calentamiento había comenzado en 2003 y seguirá hasta 2030. En ese sentido, el especialista subrayó que no quedará otro remedio que dragar el río.
A la vez, De Amorrortu recalcó que el contrato por la hidrovía se había firmado en 1967 con la empresa belga Jan de Nul. Y duró hasta 1995, cuando, según él, la Unión Cívica Radical se quedó con una parte del trato, tras el Pacto de Olivos.
Al mismo tiempo, sostuvo que los radicales habían vivido de ese ingreso y que, ahora, tenían que pensar cómo reemplazarlo.
En ese sentido, De Amorrortu recalcó que se le habían ganado más de 2.000 hectáreas al río. Y especificó que las dos plantas purificadoras estaban sometidas a una «degradación infernal» del agua que recibían.
Además, puso de manifiesto que, en CABA, el río Matanzas no tenía actividad desde 1786 y que la única salvación era sacarlo a través de las tierras de la Costanera Sur, con un cordón litoral. En esa línea, ante la problemática del agua, planteó que no había posibilidades de tener una ciudad de 5.000.000 de personas.