Cultura

El Puente, un espacio cultural

El espacio cultural El Puente nace en el año 2000, en Av. Rivadavia y Escalada, Villa Luro. Juan Guardia, docente, titiritero y coordinador del espacio, nos habla de los inicios, la comunión con el barrio y la importancia de sostener estos espacios.

El Puente fue pensado por y para vecinos, para generar un “espacio de encuentro, dedicado al arte y a la cultura, donde jóvenes, adultos y chicos encuentran un lugar de contención”, dice Juan Guardia y agrega que se trata de “un espacio muy ecléctico”. Entre los talleres ofrecidos, hay tango, canto, percusión y obras de títeres.

“Cuanta más diversidad haya, más rico es el mundo. Cuantos más espacios culturales florezcan, mejor. Queremos romper con la lógica cultural del individualismo: poner una lógica de solidaridad y vínculos humanos”.

“Cuando falta la plata, hay más necesidad de juntarse, de encontrarse”, dice Juan con voz animada, cuando le consultamos sobre cómo sostienen el espacio. “Siempre tuvimos una lógica de autosostenernos: cobramos una cuota, se le paga al profe, con otra parte se pagan los servicios. Cuando se hace una actividad, intentamos que siempre deje algo de plata para sostener el espacio (además de pagarles a todas las personas que trabajan)”, revela Juan.

El Puente forma parte del Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) y, asimismo, de la red EsCultura, para generar una agenda más barrial y nuclear los centros culturales del oeste de la Capital: Liniers, Mataderos, Villa Luro, Floresta y Parque Avellaneda. “El barrio participa de los talleres y actividades que ofrecemos acá. Pero tratamos de no ser estáticos”, nos dice Juan, mientras nos cuenta que suelen hacer bicicleteadas y actividades en Plaza Ejército de los Andes, en Av. Rivadavia al 2200, Villa Luro.

“Para mí, a la cultura hay que defenderla por soberanía. Por lo mismo que hay que defender a las Malvinas: es algo que es nuestro. Es nuestra identidad, es quiénes somos».

“Las personas son la satisfacción y motivación más grande que hay. Yo soy más feliz si me encuentro con gente”, dice Guardia. “Esto es parte de una batalla cultural que se dio, sin necesidad de irse a otros barrios”, revela con orgullo el coordinador del espacio. “Cuanta más diversidad haya, más rico es el mundo. Cuantos más espacios culturales florezcan, mejor. Queremos romper con la lógica cultural del individualismo: poner una lógica de solidaridad y vínculos humanos”.

“La cultura nos hace más felices. Lo veo en la gente. Siento que hace mejor ir a un espacio cultural, a encontrarte con gente, cantar, bailar o dibujar, que quedarnos en casa viendo la TV o conectados a Facebook”, defiende Juan. “Para mí, a la cultura hay que defenderla por soberanía. Por lo mismo que hay que defender a las Malvinas: es algo que es nuestro. Es nuestra identidad, es quiénes somos. Pero los hábitos se construyen. Si no los construimos, nos los imponen otros. Por eso hay que estar activos. Y que la vida no se nos pase viendo Netflix”, concluye.

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