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«El femenino y Chicago son un mundo aparte»

Con 26 años, Micaela Marmorato, mediocampista y capitana del plantel femenino de Primera División del Torito, nos cuenta cómo vive este sueño familiar.

En el barrio El Jagüel, los papás de Micaela Marmorato vieron crecer los sueños de futbolista de su hija, cuando de chica jugaba al fútbol con los vecinos y sus hermanos. Luego, llegó el turno de acompañarla y firmar permisos para que Mica pudiera seguir practicando este deporte en el club del barrio.

Tras haberla visto defender la camiseta de Camioneros por un tiempo y la llegada, luego, de una pandemia que, creemos, desordenó algunos planes, los papás de Micaela ven cómo su hija “vuelve a intentarlo”: con el número 5 en la espalda, la cinta de capitana en el brazo izquierdo y los colores de Nueva Chicago, los mismos que lleva en la sangre toda su familia. “Un sueño que ya llegó, como nos dice Mica.

La llegada del fútbol

“El fútbol llegó a mi vida desde muy chiquita, cuando jugaba a la pelota con mis hermanos, con los vecinos. A los 13 años, me fui a probar al club del barrio, Santa María. Pero como era menor de edad y jugaba con todas chicas que eran más grandes que yo, mis padres tuvieron que firmar una autorización para que pudiera seguir”.

El encuentro con Nueva Chicago

“Llegué a Chicago después de la pandemia. Yo venía desde hace muchos años jugando en Camioneros, pero después del confinamiento hubo muchos cambios. A través del contacto con Gabi, el profe de arqueras, me llegó la invitación de ir a Chicago: de ‘volver a intentarlo en el fútbol’. Fui, hablé con Micky Sueldo (DT de la Primera División del fútbol femenino) y ahí arranqué, otra vez, con lo lindo del fútbol”.

La cinta de capitán

“Llevar la cinta en Chicago implica muchos sentimientos encontrados. Además de que la llevo con orgullo y respeto a la cinta tanto como al club. Es un honor muy grande representar a mis compañeras, al equipo; representar muchas cosas que delega y baja el cuerpo técnico, para transmitirlas a mis compañeras. Llevo la cinta de capitana con el pecho inflado siempre, es un honor muy grande”.

La motivación cuando no se dan los resultados

“A veces, el resultado es mentiroso y no significa que no hayamos tenido un buen partido. Hay que sacar lo bueno de lo malo y hacer un balance, para seguir trabajando y corrigiendo. Siempre en positivo. A partir de eso, buscar la mejoría y tratar de hacerles llegar a las compañeras que, a veces, el resultado puede no ser el esperado, pero que nunca hay que bajar los brazos. El fútbol siempre tiene revancha. Después de un partido, tenés 24 horas y ya el lunes entrenás para prepararte para el próximo partido. El resultado adverso se puede trabajar en la semana. Tenés ahí la motivación para torcer el resultado del partido anterior. Y también, la motivación se busca en las compañeras y en la familia, que son los que te acompañan y ven, día tras día, el sacrificio que hacés por este sueño y por el amor a este deporte y a este club, que te transmite mucho”.

Lo más lindo del fútbol femenino

“El femenino parece que es un mundo aparte: por la gente, por las chicas, por la lucha diaria que desde hace años viene teniendo. No deja de ser fútbol, pero siento que lo vivimos de otra manera, con mucho más sacrificio (sin desmerecer el sacrificio que hacen los demás deportistas). El femenino es un mundo aparte y Chicago también. Son cosas inexplicables, tenés que vivirlo para sentirlo: la entrega que dan las deportistas acá es impresionante. En Chicago tenemos un grupo que le da siempre para adelante, sin importar nada”.

Sueños

“Un sueño es vestir la celeste y blanca. Porque uno de los sueños que ya cumplí es el de vestir la de Chicago. Que mi papá, mi mamá y mi familia, que son hinchas, me vean llevar esta camiseta, junto con la cinta de capitana, es un sueño cumplido”.

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