Economía

La importancia de tener un propósito como empresa

El ordenamiento macroeconómico actual obliga a las pequeñas y medianas empresas argentinas a dejar atrás lógicas de supervivencia basadas en inflación, remarcación y volumen. Hoy, la gestión real (contribución marginal, caja positiva y equilibrio financiero) define la salud y el futuro de un negocio. Pero en este nuevo escenario aparece una variable determinante: la unión entre contribución marginal, valor marginal del dinero y el propósito, una mirada que permite construir empresas sostenibles y coherentes en el largo plazo.

En diálogo con FRECUENCIA ZERO, Gisela Larzabal sostuvo que este nuevo contexto obliga a las empresas a “entender sus números de verdad” y pasar “de la cantidad a la calidad”. Según explicó, durante años las PyMEs crecieron “haciendo de todo” y siguiendo el ritmo de la inflación, pero ese modelo quedó atrás. Hoy resulta imprescindible comprender cuánto deja cada producto o servicio (la contribución marginal) y cuánto vale cada peso que ingresa según la etapa, la necesidad y la estrategia del negocio (el valor marginal del dinero).

La especialista remarcó que ninguna empresa debería crearse solo desde la rentabilidad. “Cuando falta propósito, el dinero puede crecer, pero el valor marginal se achica”, afirmó, al señalar que muchas organizaciones alcanzan facturación y clientes, pero sienten un vacío porque no definieron para qué existen. El propósito, explicó, es el que ordena al negocio: permite priorizar proyectos, elegir clientes, asignar recursos y saber en qué no invertir, aunque parezca rentable. “Una empresa con propósito no busca solamente ganar dinero, busca ganar sentido mientras gana dinero”, subrayó.

Larzabal sostuvo que comprender estas tres dimensiones transforma la gestión: las empresas dejan de correr detrás del volumen y empiezan a construir identidad, coherencia y sostenibilidad. Incluso compartió casos donde, al medir contribución marginal, negocios redujeron su oferta, fortalecieron lo que realmente funcionaba y redescubrieron su propósito, logrando más margen, menos estrés operativo y una mejor experiencia para el cliente. “Crear con propósito no es una tendencia: es la forma más inteligente y humana de hacer que el dinero vuelva a tener valor”, concluyó.

Escuchá la columna de Gisela Larzabal en FRECUENCIA ZERO y compartí.

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