Polémica por la designación de Presti al frente de Defensa

La decisión del gobierno nacional de designar al teniente general Carlos Presti como nuevo ministro de Defensa abrió un debate inédito en 42 años de democracia. Presti, actual jefe del Ejército, asumirá la conducción política de las Fuerzas Armadas sin haber pasado previamente a retiro, un punto que especialistas y funcionarios de distintos espacios señalan como un quiebre en la tradición de subordinación civil consolidada tras 1983. La noticia generó inquietud en sectores militares y civiles, donde se advierte que la medida puede vulnerar principios normativos de la Ley de Defensa y del régimen del personal militar.
En diálogo con FRECUENCIA ZERO, Fernando Morales, presidente de la Liga Naval Argentina y especialista en defensa, planteó que la designación de Presti solo sería razonable “si no se diera en estas condiciones”. Explicó que la Ley 19.101 es clara al desaconsejar que un militar en actividad asuma funciones políticas, más allá de que pueda existir una autorización formal. “El legislador nunca imaginó que se cometería la locura de poner a un militar en actividad en una función política”, sostuvo, y remarcó que el ascenso de Presti responde más a vínculos personales que a méritos excepcionales dentro de la fuerza.
Morales advirtió que el problema no es la formación del designado, sino el impacto institucional: cada decisión, firma o pronunciamiento que realice un ministro en actividad comprometerá también a la corporación militar. “Formalmente, el Ejército puso un ministro”, enfatizó, alertando que el nuevo funcionario seguirá cobrando como militar y que incluso sus viáticos podrían depender del arma que comanda. Para el especialista, esa superposición de roles rompe la separación entre conducción política y estructura castrense, un pilar de la democracia argentina desde el retorno del Estado de derecho.
De todos modos, Morales reconoció que la conducción civil de Defensa suele recaer en dirigentes sin experiencia en la materia y que no sería negativo que un militar conocedor del funcionamiento interno ocupe el cargo. Pero insistió en que el paso a retiro es indispensable para evitar grietas en la institucionalidad y preservar la legitimidad del sistema. “Ojalá sea el mejor ministro de la historia, pero no fuerces una situación que genera malestar”, concluyó. Para él, la solución era simple: separar a Presti del servicio activo antes de asumir para evitar un precedente que ya está tensionando a las Fuerzas Armadas y al propio sistema político.




