Sociedad

Ayudar al prójimo no es una pavada

Sebastián Ferrero es docente e integrante de la Asociación Civil No Seas Pavote, contó cómo surgió hace más de 14 años esta iniciativa solidaria para dar una mano a quienes más lo necesitan.

Todo comenzó por el impulso de un grupo de docentes en un colegio de Lomas de Zamora: “Queríamos hacer algo para dar respuestas desde la solidaridad a aquellos que la estaban pasando mal. Buscamos una manera atractiva de convocar a los estudiantes a que se sumen, sin que supieran bien de qué se trataba. Estuvimos 15 días pegando carteles de manera misteriosa, de noche. Y, a lo último, pusimos una bandera que decía: ‘Vení, no seas pavote’. Esperábamos 20 personas con toda la furia, pero se generó tal expectativa que fueron 350 alumnos de los 400 que tenía el colegio. Cuando preguntamos qué nombre le poníamos a este espacio, naturalmente se eligió ‘No seas pavote’. Así es cómo quedo ese nombre”, relató Sebastián en comunicación con FRECUENCIA ZERO.

Las primeras acciones se concentraron en cambiar la realidad que veían cotidianamente: “La idea original era construir respuestas para la necesidad de la personas. Empezamos ayudando a los cartoneros que venían de Capital y pasaban por Puente Alsina, llevándoles algo caliente, ropa de invierno. Eso lo hacíamos los viernes. Después, quisimos seguir con este acompañamiento y empezamos a visitar a la gente en situación de calle que estaba en la estación de Lomas. Luego, quisimos que este acompañamiento fuera sostenido; entonces, encontrarnos en un lugar físico. Y así surgió Tinku, un espacio para recibir a las personas, primero de día y luego de noche”.

Actualmente, tienen muchos proyectos en simultáneo, todos orientados a colaborar con las personas más necesitadas: “Humanizar la calle es lo que da el marco a todos los acompañamientos que hacemos en la calle. Tinku, que comentábamos, fue la primera casa convivencial para hombres. Hoy recibe 20 personas y asistimos a más de 60 vecinos con desayuno, almuerzo y cena. Teresita es un hogar para mujeres en estado de vulnerabilidad, víctimas de violencia; Guadalupe, un hogar para niños con cuidados parentales, en general, son hijos de los adultos que veníamos asistiendo. Magdalena surgió cuando pasábamos por Monte Grande; en Ruta 4 veíamos muchas trabajadoras sexuales y quisimos también ocuparnos de esta problemática. Un 80% son mujeres trans, así que también abrimos este espacio para ellas. En todos estos hogares el acompañamiento es integral: la salud, la justicia, la identidad son temas que se tienen en cuenta. Si bien todo surgió por el acompañamiento en calle, siempre estamos construyendo nuevas alternativas para ayudar”.

Asimismo, Ferrero detalla que siguen en actividad continuamente, generando nuevos proyectos solidarios: “Nuestro próximo proyecto es Feliciana Manuela, para recibir a niños, niñas y adolescentes en situación de calle. Estamos a la espera de conseguir fondos para concretarlo. Somos conscientes de que para esto sirva, hay que construir vínculos, si no, los pibes y pibas se van. Por eso queremos construir algo diferente, porque no todas las respuestas funcionan para todas las personas igual”.

Para conocer más información sobre “No Seas Pavote” y ver la manera de colaborar, se pueden visitar sus redes sociales: Facebook e Instagram.

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