Salimos jugando
El juego
VL: Como mujeres y disidencias convivimos con violencias y frustraciones patriarcales día a día. Necesitamos construir nuestros acuerdos. Los partidos son autorregulados; no hay figura arbitral ni en la escuela ni en el torneo. Transmitimos esa misma impronta en la cancha y entre nosotres. Es algo muy novedoso, raro, porque no es lo “normal”. Al principio, nos pedían que hubiera una figura arbitral porque es lo normalizado, pero trabajamos mucho tratando de transpolar esa pedagogía. Somos profes y queremos saber qué pasa mientras jugamos: cómo nos sentimos. No venimos solo a jugar. Nos traspasa en un montón de dimensiones que queremos abordar y construir comunidad.
NF: Teníamos muy claro lo que no queríamos. Teníamos una certeza muy grande de que podíamos construir otra manera de jugar. Hay un deporte que se llama Ultimate Frisbee, que tiene competencia internacional y es autorregulado. Y si en este deporte se puede, ¿por qué en el fútbol no?
Nuestro club
NF: Formalmente, el mes que viene pasaremos a ser un club (algo que nos costó muchísimo), bajo la figura de asociación civil. Hay dos cosas que son muy características de este espacio: muchas mujeres y disidencias piden permiso para jugar y para dar el paso que su género detuvo, que la norma heterosexual no animó. Les da miedo. Los pibes nacen y les ponen una pelota en los pies. Nosotras entendemos eso, hemos entrenado en muchísimos espacios. Pasa que vas a otros lugares con DT hombres y hay un montón de cosas que no entienden de nosotres. Acá no hay sistema de premios y castigos.
Intentamos darles todas las herramientas a quienes se acercan a este espacio, para que se animen, para que arranquen, para que jueguen. No tienen que saber gambetear para jugar. Para jugar, tienen que aprender a apropiarse del juego. No es solo fútbol, hay un montón de cosas atrás que sostienen el miedo a jugar. Hay que animarse, hacerlo nuestro y disfrutar el camino.
VL: Uno de nuestros diferenciales es acompañar ese proceso, por haberlo conocido y por entenderlo. Tenemos prácticas distintas de las que tienen los varones, que, a nuestro parecer, son prácticas violentas. Acá no hay castigo. Todo el equipo de trabajo y las profes estamos construyendo una forma distinta de transmitir el fútbol. Si te equivocás, está todo bien. Sostenemos un proceso en el que nos abrazamos en la frustración, para sobrellevarla y seguir adelante. Eso nos llena de orgullo para seguir creciendo. Lo que quisimos para nosotras era una necesidad de muches y estamos construyendo un espacio que nos representa, nos enorgullece y le hace mucho bien al colectivo.
Bienvenides
VL: Algo muy loco que nos pasó cuando empezamos a buscar lugares es que la gente de los espacios nos decía: “No quiero ver más chabones porque se cagan a puteadas, se pelean, arman bardo antes de empezar a jugar”.
NF: Se nota mucho la diferencia cuando termina nuestro torneo y empieza el de varones. Nuestros torneos son autorregulados. No nos hacemos trampa. No sacamos ventajas. Si se me fue la pelota, lo digo. Si cometí falta, lo acepto. Acá no se pechea al otre. Cuidamos nuestro fútbol, el que construimos. Lo difícil es sacarle al fútbol toda esa parte violenta; jugar sin mentir. Lo que se ve en la tele es un fútbol que miente. No deberíamos perder nuestra integridad personal para jugar y ganar.
Acá todos los equipos quieren ganar, pero la manera es otra. Hay una lista abierta para que, mientras se van desarrollando los torneos, se vaya sumando gente. Construimos acuerdos: una persona puede jugar en más de un equipo y, si falta una, sumarse al equipo que la necesite. Durante muchísimo tiempo estuvimos relegadas y alejadas del fútbol. Suena horrible. Entonces, lo transformamos y logramos tener una herramienta que haga del fútbol lo que nosotras queremos. Le sacamos lo patriarcal, lo machista al fútbol. Jugamos con empatía.
Logramos conformar un equipo de trabajo que transmite la misma forma de ver el fútbol y la misma impronta, y estamos superorgullosas. El feminismo nos dio un montón de herramientas para sobrellevar situaciones con las que convivimos.
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