Un debate como fábrica de memes
Victoria Villarruel, Agustín Rossi, Luis Petri, Florencio Randazzo y Nicolás del Caño se reunieron en el programa “A Dos Voces” para participar del debate de vicepresidentes, en el marco de la campaña para las próximas elecciones generales del 22 de agosto. Los candidatos de La Libertad Avanza, Unión por la Patria, Juntos por el Cambio, Hacemos por Nuestro País y el Frente de Izquierda, respectivamente, debatieron sobre tres ejes vinculados con la economía, inflación y trabajo, el rol del Estado y conflictividad social, y seguridad, defensa y justicia. “Dominó un efecto de jauría enfurecida donde todos los participantes se ladraban y se buscaban morder”, expresó Vicente Palermo, politólogo, ensayista y sociólogo, fundador del Club Político Argentino.
En diálogo con FRECUENCIA ZERO, el analista criticó el modelo de debate: “hay muchos formatos, pero este está lejos de ser el mejor; sí es el mejor para producir memes, pero si quiero que la gente piense en los argumentos de los participantes, éste no es el formato ideal”, opinó. Asimismo, destacó: “la palabra del debate es chicana; la estructura de estos debates está hecha para eso porque si organizas un debate entre 5 candidatos con un minuto cada uno, terminan siendo intervenciones fugaces que necesariamente te llevan a la chicana; sería muy diferente si hubiese una sola ronda con un coordinador que da y quita el uso de la palabra, que sepa administrarla sabiamente y que sea inflexible con las reglas”.
En cuanto al desempeño de los candidatos, el politólogo sostuvo que “nadie ganó o perdió el debate” y que las votaciones posteriores “están totalmente incididas por la mayor o menor masividad de los que están llamados a intervenir”. En este sentido, según la audiencia, Victoria Villarruel ganó el debate con el 49% de los votos: “no supo explicar, por ejemplo, el tema de la dolarización, pero quedó el efecto de que todos le pegaron a ella, mientras que ella se mantuvo en calma, tranquila y respondiendo, pero el público no retiene nada con la velocidad y vertiginosidad de los diálogos”. Del mismo modo, opinó que Nicolás del Caño “estaba fuera de órbita” y que Randazzo “trató de argumentar” basado en la gestión de Schiaretti en Córdoba, pero que “no se puede mezclar con la realidad de Nación”.